lunes, 11 de diciembre de 2017

Nos Faltaba el Bable

El asunto del bable oficial en Asturias ha sido un tema recurrente cada cierto tiempo pero de perfil bajo. Nos podemos imaginar que siempre son los grupos de izquierda, desde la moderada hasta la extrema, los que se encargan de recordarlo. Aunque está alguna élite, de las llamadas de la cultura, la que aparece también aportando su granito de arena.

Recuerdo en mis tiempos de estudiante de Filología inglesa en la prestigiosa Universidad de Oviedo (al menos en ese campo) a finales de los 80, como algún profesor del ámbito de Alarcos, nos deslizaba alguna vez en clase, la idea de que el bable tenía que ser oficial. Que el tal o cual profesor o profesora no hablara ni una palabra de bable, seguramente era la causa de que lo insinuara tímidamente.

Con esto se llega muy rápidamente a la raíz de este ridículo problema. El bable o asturiano o “llingua” tiene 0 hablantes nativos. Cuando digo 0, es 0. Y es 0 básicamente, porque en Asturias no existe concepto de país, nación o similar. Y si no existe el cimiento, no existen estructuras. Se dice que “Asturias es España y lo demás tierra conquistada” y ahí se queda el tema.

En la calle no se oye bable, en los bares no se oye bable, en las casas no se oye bable y así podemos seguir hasta en nivel que queramos. Se oye eso sí, un habla que es simplemente la manera de hablar de un determinado sitio, con sus modos y modismo. Un habla asturiana como puede haber en cualquier lugar del mundo porque todos los lugares del mundo tienen su habla.

Si alguien dice “yes” por eres, “güelu” por abuelo, “vite” por te vi, “esi” por ese, eso no es hablar bable. Si se le pide a ese hablante mantener una conversación breve en asturiano (el que viene en la Academia de la Llingua por ejemplo) , sería totalmente incapaz porque la tal lengua ni se ha desarrollado en el tiempo ni menos aun en los hablantes. Dudo mucho que hubiera un bable independiente del castellano por mucho que nos saquen textos literarios del siglo XVII. ¿Así hablaba la gente de entonces?

Lo que se oye de bable solo está en las televisiones públicas asturianas, donde salen presentadores con su llingua divertida hablando con los paisanos de aldeas que les contestan en español, como no podía ser de otra manera. Y es que tales presentadores hablan un bable impostado, aprendido a la edad de 25 años, que les sirve para hacer el programa. Conste que esto ni parece bien ni mal (me hace hasta gracia) pero la realidad es la que es. Uno pregunta en su bable y el otro le contesta en español…
Lo que me parece mal, fatal, horrible, es el intento (una vez más) de la izquierda radical y cutre que tenemos en Asturias y en el resto de España, de sacar tajada en forma de subvención con este tema. En estos días, se ha revolucionado el gallinero de nuevo, con propuestas en ayuntamientos como Gijón, la ciudad de Asturias, donde se “insta a iniciar trámites para que se declare el bable cooficial en el Parlamento asturiano”. A todo esto, con el apoyo sonrojante a “la causa” de Foro Asturias, partido de Cascos que están en minoría municipal.

Por desgracia el tema de los idiomas mal llamados “propios” en España, los carga el diablo porque siempre se utilizan como arma política de desunión y no de unión, de riqueza cultural o de bilingüismo sano. Por mi formación lingüista, me produce desazón ver como en todas y cada una de las regiones con idioma “propio”, haya pasado lo mismo. Se empieza por la “exigencia social”, se sigue por la expulsión del español en el ámbito oficial y educativo y se acaba por el adoctrinamiento más infame en los colegios a niños de 5 años. Yo, que he vivido años en un lugar de idioma “propio”, encima de otra comunidad despreciando el que tenían, sé de lo que hablo.

En el tema de Asturias, lo de la cooficialidad ya no sería ni absurdo; sería delictivo:

a) no hay ninguna demanda social que sea digna de mención.
b) no hay un concepto  de país, nación  etc donde el bable tenga encaje.
c) no hay un número significativo de hablantes del bable, normalizado o sin normalizar.
d) costaría un dinero considerable en impresos, formularios, carteles, traductores, profesores etc  que una comunidad que pierde población cada año (llevamos -5.000 en lo que va de éste), con una larga desindustrialización y unas dificultades de reinvención evidentes, no se podría permitir.

En Asturias necesitamos empresas, trabajadores, población, no tirar el dinero en causas que les viene bien a la izquierda.

Ya se destinan abundantes recursos en educación con profesores de asturiano con su plaza en propiedad y todo para que la demanda real no pase del 15%. Es que no da más de sí. Aunque pueda parecer triste que “un idioma no se hable”, la realidad social es la que es. También se llegó a perder el latín, que es mucho más interesante y significativo que el bable.

Esto responde y para terminar, al intento obsceno de la izquierda de siempre de agarrar cotas de poder abrazando una “causa justa y necesaria” y sobre todo, mangonear a su antojo subvenciones y fondos públicos. El que maneja la pasta, maneja los votos, el que la reparte, cosecha sufragios. No hay más.
Debemos oponernos activamente a este movimiento, que por cierto ni ellos mismos se lo creen. Pero no hay que descuidarse. En este país de imbéciles, las imbecilidades pueden triunfar en cualquier momento.


Si quieren bable, que se lo paguen ellos. Con mi dinero, no.

Por Eloy González para http://www.elclubdelosviernes.org/nos-faltaba-bable-izquierda/

¿Bable en les escueles? | @SJMarques_

Tras el 32º congreso del PSOE Asturiano, los socialistas asturianos han decidido, porque si, impulsar desde su partido político la declaración de oficialidad del asturiano. Y lo harán, según sus palabras, mediante “un modelo de aplicación acorde a las circunstancias sociolingüísticas y a las necesidades culturales de Asturias”. Ahora bien, ¿Asturias tiene necesidades culturales? ¿Las conoce usted amable lector? ¿No, verdad?. Y eso es así porque  las personas normales, no sujetas a paranoias gubernativo-legislativas, bastante tenemos con intentar planificar y cubrir, desde nuestro humilde punto de vista y con todas nuestras limitaciones, nuestras propias y muy particulares necesidades culturales, incluidas las de nuestros hijos, como para ponernos a elucubrar sobre las hipotéticas necesidades culturales del conjunto de los asturianos.

Solo desde una concepción dictatorial del poder gubernamental, y desde un evidente y patológico complejo de superioridad, se puede pretender planificar las necesidades culturales de todos y cada uno de las personas que administrativamente se hallen bajo un determinado gobierno. Porque, ¿Acaso conoce la ejecutiva socialista a mis hijos? ¿Conoce dicha ejecutiva sus gustos, anhelos, intereses, ilusiones, problemas y necesidades? La respuesta es evidente. Y entonces, ¿Cómo se permiten el lujo de pretender decidir por ellos, por mi, que es lo mejor para ellos en materia lingúistico-cultural? ¿Saben ellos mejor que sus padres, ellos que no los conocen, que lengua deben o quieren estudiar? Porque aquí y ahora, no se está discutiendo sobre la posibilidad de hablar o estudiar Bable, se está discutiendo sobre la futura obligatoriedad de estudiar Bable. ¿O acaso está prohibido hoy en Asturias leer y escribir en Bable? ¿Alguien  prohíbe a la población estudiar Bable?

En democracia, un gobierno, un partido político, puede tener ideas equivocadas, puede defender actuaciones económicas más o menos acertadas, puede en definitiva plantear a la sociedad su particular ideología. Pero lo que no  puede, o por desgracia más bien no debería poder, es establecer criterios culturales o lingüísticos con el fin de ir implantando progresivamente en la sociedad, por la vía de la educación, su ideología. Porque eso se tiene un nombre: Adoctrinamiento Social.

Y con respecto a las “circunstancias sociolingüísticas”, pues que quieren que les diga, todos sabemos cuáles son a día de hoy en Asturias. En la actualidad existen numerosas academias privadas que se dedican a la enseñanza de lenguas foráneas. Academias donde los padres de forma libre, y pagándolo de su bolsillo, llevan a sus hijos. Y dichas academias existen porque, sin necesidad de actuaciones gubernamentales de por medio, responden a una demanda social evidente. Si existiese una verdadera demanda social para el aprendizaje del Bable, ¿No creen ustedes que existirían ya, hoy, academias privadas de Bable? Pero es evidente que no existen, y no existen por la sencilla razón de que no existe demanda social para ellas.

¿Estoy yo en contra de la enseñanza del Bable? En absoluto. Como tampoco estoy en contra de la enseñanza del Chino mandarín, del Italiano, del Ingles o del Ruso. Pero de lo que  estoy completamente en contra es que dicha enseñanza sea obligatoria y financiada con el dinero de todos los ciudadanos. Si un grupo de padres quiere que sus hijos estudien Bable o Ruso, ¿Quién se lo impide? ¿Quién se lo prohíbe?...Nadie que yo sepa. Como nadie les impide que estudien mirmecología o astrología. Ahora bien hay una gran diferencia entre querer que tus hijos estudien Bable y querer que todos los niños residentes en Asturias estudien de forma obligatoria Bable. Porque el objetivo final de la oficialidad es la implantación forzosa y obligatoria del Bable en la educación, no otro.


Así que señores del PSOE, quiten sus sucias manos de la educación lingúistico-cultural de mis hijos. El hecho de que haya gente que no sabe qué hacer con sus títulos de filología asturiana, no les da derecho a forzar a mis hijos a estudiar algo que no les interesa con el fin de buscarles un cómodo trabajo. Hoy en día en Asturias ya nos fuerzan a elegir entre la opción de que nuestros hijos estudien de forma obligatoria “Bable en les escueles” o “Folclore asturiano”. Confórmense con eso, que bastante arbitrariedad es ya. 

Por Sergio Marqués Prendes @SJMarques_

No a la imposición del bable | @diebarcelo

¿Hay alguna limitación para que quien quiera hablar en bable pueda hacerlo? No. ¿Hay alguna restricción para editar libros, revistas, periódicos o música en bable? No. ¿Y para comprar esas libros, revistas, periódicos o música? Tampoco hay ninguna restricción. ¿Está prohibido hacer cine o programas de radio o televisión en bable? No. ¿Se persigue a los comerciantes que quieran anunciar sus productos en esa lengua? Tampoco.

La utilización del bable no solo no tiene ninguna restricción, sino que cuenta con el apoyo del gobierno regional, que, por ejemplo, apoya la Academia de la Llingua Asturiana e incorporó el asturiano como materia de estudio en las escuelas. El grado de utilización del asturiano es el que cada día, libremente, deciden las personas que viven en Asturias.

¿Provoca lo anterior algún tipo de conflicto en la sociedad? Ninguno: quien quiere utilizar el bable lo hace, y el que no, no. Entonces, ¿por qué el tema del bable puede ser conflictivo? Porque hay un grupo minoritario de personas que desea que el bable se utilice más. Y para satisfacer sus preferencias están dispuestos a imponer al resto de la sociedad un mayor grado de uso del bable del que esa misma sociedad desea.

Los caminos para llevar a cabo esa imposición son variados. Unos, muy abiertos: la presión para que el bable pase a ser un idioma cooficial. Otros, más sutiles: por ejemplo, la campaña “¡Da-y caña al cañu!” de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón. Por supuesto, ese grupo de personas nunca hablará de “imposición”. Dirán que intentan “salvaguardar el patrimonio cultural”, “normalizar el uso de la llingua”, “defender nuestra historia” y cosas por el estilo.

Como estamos frente a un intento de imponer las preferencias de unos sobre el resto de la sociedad, sorprende y alarma que la alcaldesa de Gijón, señora Carmen Moriyón, haya participado en un acto en favor de la oficialidad del asturiano. Del mismo modo, no sorprenden tanto, pero también alarman, los pasos dados por la nueva dirección regional del PSOE en ese mismo sentido. Todo demócrata debería tener claro que cualquier imposición tiene una raíz totalitaria.

Estamos a tiempo de evitar en Asturias que el tema del bable se convierta en motivo de conflicto, como tristemente ocurre en otras partes de España con el uso de otras lenguas regionales. Todos los que valoramos la libertad deberíamos estar alertas y rechazar cualquier intento de avanzar en su imposición, por más sutil y pequeño que nos parezca.

Aunque probablemente no sea la intención de todos los que defienden la oficialidad del bable, la experiencia de otras comunidades autónomas nos sugiere prestar a este tema la máxima atención: se empieza por el idioma, se sigue con la “identidad” y el “sentimiento de nación”, y se acaba exigiendo un “derecho a decidir” con el que nadie contaba al principio. En el proceso, la sociedad y las familias se van dividiendo en dos bandos enfrentados.


No permitamos ni el más mínimo rasguño a la pacífica convivencia de la que gozamos en Asturias. Aprendamos de los errores ajenos. No aceptemos con ingenuidad el disfraz bienintencionado de algo que en verdad ataca nuestros derechos. Como muestra la experiencia de otras regiones españolas, cada paso que cedamos alentará (y no calmará) a los que quieren imponernos el uso del bable. 



Por Diego Barceló Larran, director de Barcelo & asociados (@diebarcelo)

domingo, 10 de diciembre de 2017

9 Razones Contra la Oficialidad del Bable | @CooficialidadNo

9 razones contra la Oficialidad del bable



1 Acabaría con la libertad lingüística. El bable pasaría de ser voluntario a obligatorio. Seríamos forzados contra nuestra voluntad a estudiar bable.

2 Acabaría con los bables auténticos. La primera víctima de la cooficialidad serían las distintas modalidades dialectales asturianas, que sucumbirían ante el bable normalizado y de laboratorio de la Academia de la Llingua.

3 Crearía barreras y divisiones en la sociedad asturiana. Los idiomas son herramientas creados por los hombres para facilitar el entendimiento y la comunicación entre los seres humanos. En Asturias todos nos entendemos y no hay ningún déficit de comunicación social.

4 Mala para el futuro laboral de nuestros hijos. Exigiría el estudio del bable en la escuela y por lo tanto, supondría un coste de oportunidad, ya que el tiempo, el esfuerzo y las energías que nuestros hijos dediquen a ello no dedicarán a otras materias que les concedan competencias más útiles en un mundo cada vez más globalizado.

5 Incremento del gasto público y de los impuestos. Lleva aparejados enormes gastos en contratación de profesorado, servicios de traducción, miles de horas de formación e incorporación de funcionarios bable parlantes en todas las oficinas de atención al público de todos los organismos públicos en Asturias. Eso implica un importante incremento del gasto público que tendrá que ser sufragado mediante un aumento de los impuestos.

6 Deterioro de los servicios públicos. El conocimiento del bable sería en unos casos obligatorio para determinadas plazas públicas y en otros casos actuaría como mérito, operando como una barrera de entrada a los profesionales de otras procedencias. La sanidad pública asturiana vería limitada la atracción de buenos médicos y la universidad de buenos profesores. Ya no optaríamos a tener los mejores médicos, sino aquellos médicos que sepan bable y lo mismo pasaría en cualquier plaza de la administración pública.

7 Mala para la economía. Asturias necesita atraer talento e inversiones, abrirse al mundo, no encerrarse y ensimismarse tras la Cordillera. Ningún buen profesional, ejecutivo o directivo va a querer venir a instalarse a Asturias sabiendo que sus hijos van a ser obligados a estudiar bable. Y tampoco las empresas y las multinacionales van a querer instalarse y traer inversiones a una región que da las espaldas al mundo y que crea artificiales barreras sociales.

8 Semilla del odio. A partir del momento en que se implantase la cooficialidad habrá asturianos de primera y asturianos de segunda, asturianos buenos y asturianos malos. Los que usan bable y pueden optar a puestos en la Administración y los excluidos. Los maketos, los charnegos y los butiflers. Lo hemos vivido en otras regiones de España y conocemos perfectamente cómo operan los mecanismos de exclusión social y sectarismo.


9 Contraria a las esencias de la asturianía. Detrás se amparan grupos radicales de extrema izquierda y nacionalistas de clara inclinación xenófoba que tienen el mismo proyecto político que los filoetarras de Bildu, los anticapitalistas de las CUP y los secesionistas de ERC. Esconde un proyecto para la destrucción de España, lo cual es radicalmente contrario a las esencias asturianas que se sustentan en un profundo amor a nuestra patria común y en el sentimiento de ser “la cuna de España”.