
Recuerdo en mis tiempos de
estudiante de Filología inglesa en la prestigiosa Universidad de Oviedo (al
menos en ese campo) a finales de los 80, como algún profesor del ámbito de
Alarcos, nos deslizaba alguna vez en clase, la idea de que el bable tenía que
ser oficial. Que el tal o cual profesor o profesora no hablara ni una palabra
de bable, seguramente era la causa de que lo insinuara tímidamente.
Con esto se llega muy rápidamente
a la raíz de este ridículo problema. El bable o asturiano o “llingua” tiene 0
hablantes nativos. Cuando digo 0, es 0. Y es 0 básicamente, porque en Asturias
no existe concepto de país, nación o similar. Y si no existe el cimiento, no existen
estructuras. Se dice que “Asturias es España y lo demás tierra conquistada” y
ahí se queda el tema.
En la calle no se oye bable, en
los bares no se oye bable, en las casas no se oye bable y así podemos seguir
hasta en nivel que queramos. Se oye eso sí, un habla que es simplemente la
manera de hablar de un determinado sitio, con sus modos y modismo. Un habla
asturiana como puede haber en cualquier lugar del mundo porque todos los
lugares del mundo tienen su habla.
Si alguien dice “yes” por eres,
“güelu” por abuelo, “vite” por te vi, “esi” por ese, eso no es hablar bable. Si
se le pide a ese hablante mantener una conversación breve en asturiano (el que
viene en la Academia de la Llingua por ejemplo) , sería totalmente incapaz
porque la tal lengua ni se ha desarrollado en el tiempo ni menos aun en los
hablantes. Dudo mucho que hubiera un bable independiente del castellano por
mucho que nos saquen textos literarios del siglo XVII. ¿Así hablaba la gente de
entonces?
Lo que se oye de bable solo está
en las televisiones públicas asturianas, donde salen presentadores con su
llingua divertida hablando con los paisanos de aldeas que les contestan en
español, como no podía ser de otra manera. Y es que tales presentadores hablan
un bable impostado, aprendido a la edad de 25 años, que les sirve para hacer el
programa. Conste que esto ni parece bien ni mal (me hace hasta gracia) pero la
realidad es la que es. Uno pregunta en su bable y el otro le contesta en
español…
Lo que me parece mal, fatal,
horrible, es el intento (una vez más) de la izquierda radical y cutre que
tenemos en Asturias y en el resto de España, de sacar tajada en forma de
subvención con este tema. En estos días, se ha revolucionado el gallinero de
nuevo, con propuestas en ayuntamientos como Gijón, la ciudad de Asturias, donde
se “insta a iniciar trámites para que se declare el bable cooficial en el
Parlamento asturiano”. A todo esto, con el apoyo sonrojante a “la causa” de
Foro Asturias, partido de Cascos que están en minoría municipal.
Por desgracia el tema de los
idiomas mal llamados “propios” en España, los carga el diablo porque siempre se
utilizan como arma política de desunión y no de unión, de riqueza cultural o de
bilingüismo sano. Por mi formación lingüista, me produce desazón ver como en
todas y cada una de las regiones con idioma “propio”, haya pasado lo mismo. Se
empieza por la “exigencia social”, se sigue por la expulsión del español en el
ámbito oficial y educativo y se acaba por el adoctrinamiento más infame en los
colegios a niños de 5 años. Yo, que he vivido años en un lugar de idioma
“propio”, encima de otra comunidad despreciando el que tenían, sé de lo que
hablo.
En el tema de Asturias, lo de la
cooficialidad ya no sería ni absurdo; sería delictivo:
a) no hay ninguna demanda social
que sea digna de mención.
b) no hay un concepto de país, nación etc donde el bable tenga encaje.
c) no hay un número significativo
de hablantes del bable, normalizado o sin normalizar.
d) costaría un dinero considerable
en impresos, formularios, carteles, traductores, profesores etc que una comunidad que pierde población cada
año (llevamos -5.000 en lo que va de éste), con una larga desindustrialización
y unas dificultades de reinvención evidentes, no se podría permitir.
En Asturias necesitamos empresas,
trabajadores, población, no tirar el dinero en causas que les viene bien a la
izquierda.
Ya se destinan abundantes
recursos en educación con profesores de asturiano con su plaza en propiedad y
todo para que la demanda real no pase del 15%. Es que no da más de sí. Aunque
pueda parecer triste que “un idioma no se hable”, la realidad social es la que
es. También se llegó a perder el latín, que es mucho más interesante y
significativo que el bable.
Esto responde y para terminar, al
intento obsceno de la izquierda de siempre de agarrar cotas de poder abrazando
una “causa justa y necesaria” y sobre todo, mangonear a su antojo subvenciones
y fondos públicos. El que maneja la pasta, maneja los votos, el que la reparte,
cosecha sufragios. No hay más.
Debemos oponernos activamente a
este movimiento, que por cierto ni ellos mismos se lo creen. Pero no hay que
descuidarse. En este país de imbéciles, las imbecilidades pueden triunfar en
cualquier momento.
Si quieren bable, que se lo
paguen ellos. Con mi dinero, no.